En sus largos viajes las abejas transportan en sus patas pequeños granos llamados polen, este se obtiene del órgano sexual masculino de la flor: los estambres y se deposita en la parte femenina: el pistilo. Es necesario que haya un intercambio de este polvillo entre los órganos sexuales para la reproducción y proliferación de las flores.
Así, POLEN no sólo sugiere, sino que evoca e insita al sexo natural, sano y orgánico; libre de tabúes y prejuicios sociales.
POLEN se asume entonces como una serie de productos originales y libres de enajenación. En una constante búsqueda de conexiones flexibles y distintas formas de expresión y relación humana; respetando la armonía y el equilibrio de la sociedad con la naturaleza.